A los 18 años no pasa por la mente el encuentro con la muerte, a esta edad solo da tiempo de disfrutar los ratos de ocio, que son extensos, para jugar basquetbol, soccer, oir musica, leer libros, ver tele, etc.
El trabajo, a esa edad , se observa como una variación del juego, se disfruta y se ve sin compromiso, sobre todo si el trabajo no es remunerado y es para la mejora de la vivienda que habitas.
El ser ayudante de albañil me dió mucho aprendizaje desde la forma de pensar de los arquitectos e ingenieros asi como de los trabajadores de la construcción. Conoce uno los materiales, herramientas y sobre todo hace uno un ejercicio físico impresionante que desemboca invariablemente en el bienestar de la persona. Otro aspecto que se goza es la comida, pues debido al extenuante trabajo de mover palas, preparar mezcla , cargar tabiques, cernir arena, amarrar varilla, acaba uno con un apetito feroz que a la hora de la comida se satisface uno hasta con unos simples tacos de huevo con frijol, no se diga de los bisteces empanizados y en días de colado donde es mayor la demanda física, carnes asadas o platillos mas sofisticados.
Ciro, el maestro albañil y primo, me enseño las artes de la construcción incluso los albures refinados y el deleite de probar pulque, natural, curado y preparado (con refresco lulu de grosella).
En la escuela Vocacional yo llevaba el taller de electricidad por lo que fui comisionado para montar toda la instalación de la nueva casa, siendo asi otra de las causas para trabajar junto con la albañileria y poner en practica mis conocimientos. Cabe mencionar que en la Voca no te enseñan a ranurar las paredes, lo cual fué la labor mas dura de romper muros para incrustar las tuberias para la electricidad.
El 24 de diciembre de 1988 decidieron Ciro y mi papa que sería el dia de colar la losa de la planta alta de la casa, los boteros llegaron muy temprano para empezar la faena de "palear" y "botear", todo estaba listo, el emparrillado de las varillas estaba terminado y yo un poco desvelado pues el dia anterior habia sido la "Navidad anticipada" de casa.
Las labores estaban ya a mas de la mitad de avance cuando ocurrió lo inesperado. Desde una altura de 6 mts cai directo al suelo al intentar subir por el andamio cuando estaba supervisando que las mangueras no quedaran aplastadas. Recuerdo perfectamente cada uno de los momentos de la caida y posteriores a ella.
Del golpe de mi cabeza contra el suelo tengo perfectamente grabado el instante de sentir en su totalidad la fuerza de atracción de la tierra pues aunque ya habia ocurrido el impacto sentía como la sangre queria escapar de mi , sentia como me jalaba la tierra hacia ella. Me quede aturdido, tengo grabada la voz de mi hermano que al momento de voltearme boca arriba me decia: mira nada mas "carnalin" lo que te pasó.
Yo no podia abrir los ojos por 2 razones, una porque me habia caido en los ojos la arena y cemento del bote que iba cargando al momento de la caida y la segunda, racional, porque no me quería ver como habia quedado, me negaba a ver la realidad.
Entre varias personas (que no veia) me llevaron cargando a la sala de la casa, los gritos de mi mamá, papá y vecinos me aturdian, alguien dijo : hay que traer al doctor! Otra persona por ahi le reclamaba a Ciro porque me habia puesto a trabajar en eso! solo los oia no veia nada.
El doctor de la familia llegó muy pronto, Ricardo habia ido , en su VW blanco, por el a su casa y aunque era 24 de diciembre afortunadamente si se encontraba disponible para atenderme. Al llegar aplicó un protocolo muy inteligente a mi manera de pensar ya que hizo que yo solo moviera una a una las extremidades de mi cuerpo para descartar fracturas, me hizo preguntas de ubicación en espacio y tiempo a las cuales respondí sin complicacion y para descartar el problema de la visión me limpiaron la cara, quitando la sangre que tenía y haciendo que abriera los ojos arenosos. Finalmente vi la silueta del Doc, confirmando que todo estaba bien y que solo era el golpe severo.
Ese 24 de diciembre toda la familia se fué muy temprano a dormir, mas temprano que de costubre todos los 24´s. Yo no me pare en todo el dia desde que ocurrió el accidente (alrededor de las 11am) sino hasta el 25 al mediodia. Percibi que mi mamá si se estuvo levantando por las noches a verme para observar como estaba. Me levanté al baño el 25, no habia espejo, por lo que pase tranquilo en él. En la casa de al lado, las tias estaban en su desayuno y pase a saludarlas, todavia me sentia aturdido y con una sensación de piquetes de aguja en el cuello que a la fecha no me explico que pudo haber sido. Recuerdo que le decía a Héctor: revisame, a lo mejor tengo astillas clavadas, pero no encontró algo.
Pase finalmente a su baño ese dia para que me lavaran el cabello pues lo tenia lleno de arena y cemento todavia. Ahi si hubo espejo, me vi sin quererme ver , toda la cara con hematoma, sangre coagulada en la nariz que hacia que percibiera un olor a putrefacción. El susto ya había pasado.
Estuve cerca de la muerte con 18 años de edad pero solo me doy cuenta de ello 35 años despues.
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