Día de la
víspera para el mes más especial del año.
Es un día
de tradición en mi familia para colocar el árbol de Navidad, colgar los adornos en la casa, conectar las
luces y algunas cuantas veces aprovechar para poner el nacimiento.
Ha habido
muchos 30´s de noviembre, pero nunca uno como aquél, tan especial, tan único,
tan memorable. Fue un día en que me cambió la perspectiva de la vida, desde
aquel momento ya no era lo mismo instalar un árbol de Navidad en casa, las
luces brillaban excesivamente, los reflejos de las esferas rojas eran muy
intensos, el árbol plateado ya con muchos años de usado aun parecía nuevo, no
era cualquier 30 de noviembre.
Ese día
tuve insomnio, acabé de decorar la casa
ya cerca de la medianoche e intente dormir pero fue imposible, su recuerdo
regresaba una y otra vez a mi mente. Estaba despierto pero soñaba con aquel
instante mágico y me levantaba y caminaba en el patio de la casa y regresaba a
recostarme al sillón de la sala que habilitábamos como cama por las noches. El
árbol se quedo encendido toda la madrugada, seis o siete veces repetí la rutina
de pararme a caminar y calmar mi ansiedad, quizá no quería que terminará aquel
momento que aun traía colgado a mis labios. Lo sentía como un instante
interminable, sensaciones no conocidas anteriormente. La felicidad se hacia
materia.
Los días
que marcan la vida para bien de una persona son de ese perfil: suaves como la
seda, blandos como la carne de sus labios, dulces como la miel de esos ojos
inolvidables y tiernos como el amor ideal, que solo requiere un único contacto,
nada de excesos, sin sobrepasar limites, la inocencia plena, un solo toque
bastó para hacer el día inmenso.
Eran las
20:20, los testigos, como dijera Noel Nicola eran un perro, la madrugada (noche)
y el frio. El reloj se detuvo y no existía nada fuera de ahí. El lugar lo
recuerdo perfectamente incluso te diría que su aroma.
Era el
amor, había llegado y doy infinitas gracias al Creador por esas vísperas tan
maravillosas que guardo en mi corazón por siempre, intactas, como lo fueron y
como lo son. Bendigo a las personas que
protagonizaron ese 30 de noviembre. ¡Que horriblemente hermoso era aquel
tiempo!
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