Hasta 1985 fue un lugar donde disfrute mi infancia y adolescencia, visitando a las tias que vivian en Tonala esquina Alvaro Obregon, en la azotea de un edificio de 3 plantas con una enorme escalera con pasamanos tubular por donde se deslizaba tia Mary para llegar a la Planta baja a abrirnos el enorme porton de 3 mts de alto.
Ahi llegaron de Zacatlan a establecerse en los 50´s y por esa casa pasaron muchas personas que venian de visita a la Ciudad de Mexico, aunque los cuartos eran pequeños siempre habia lugar para quedarse.
La sala, unico cuarto amplio, de piso de madera, el cual no podiamos zapatear porque los vecinos de abajo reclamaban, o al menos con esa amenaza siempre nos tuvieron nuestros padres.
Las demas habitaciones no eran mas grandes de 2x2 mts de area, incluso la cocina donde solo cabia una sola persona era magica o milagrosa porque de ahi salia la comida para todos los visitantes. La tia Paula con su risa contagiosa y caracter alegre atraia a las familias y siempre habia casa llena. Cuentan que hasta debajo de los lavadores se quedaban a dormir cuando habia exceso de visitantes.
Niños , jovenes, casados, arrejuntados, familia y amistades pasaron por ahi, incluso amigos de conocidos o viceversa se quedaban a pernoctar.
El perro "pinky" al cual solo recuerdo haberlo visto un par de veces desamarrado porque era "peligroso" acompañaba a las tias solidariamente incluso hasta el momento en que tuvieron que cambiarse a Iztacalco por culpa del terremoto del 85 que dejo muy maltrecha toda la zona. Seguramente el perro no murio de viejo sino de tristeza por haber dejado ese bello espacio en la Roma.
A mi solo me toco ver las barras de metal en Alvaro Obregon que algun dia fueron usadas por el tranvia que alguno de mis hermanos mayores todavia usaron. En el final de los dias previo al sismo esa misma calle era usada por la prostitutas.
Jugabamos en el camellon adornado por hermosas fuentes con esculturas en bronce, en frente recuerdo, del la sede del PSUM y en otro tipo de aventuras ibamos corriendo hacia el Parian y pasabamos hacia la calle de Chihuahua para regresar a casa de las tias.
Al leer el libro de LAS BATALLAS EN EL DESIERTO de Jose Emilio Pacheco volvi a traer esos recuerdos a mi mente, porque son las mismas calles que recorrio CARLOS el personaje principal de la novela. Corrió igual que nosotros pero él lo hizo para decirle a MARIANA (mama de uno de sus compañeros de escuela) que estaba enamorado de ella. Posteriormente el libro de Alberto Ruy ELOGIO DEL INSOMNIO recuerda su infancia cuando vivia cerca del mercado en la calle de Medellin y menciona como su casa, la cual quedaba entre LA GLORIA y EL PARAISO (el hotel y el cine) en la calle de Campeche, era la fuente de inspiración para sus primeros libros y trabajos literarios.
Asi lo platicaron ellos y asi me lo platicaba mi mama, respecto a los andares por la colonia Roma, Condesa, Hipodromo Condesa y anexas. Esos recorridos que ya he replicado acompañado de mi camara fotografica, captando las fachadas de la Glorieta de Rio de Janeiro, la iglesia de La Sagrada Familia donde recuerda gratamente el dia que hizo su primera comunion en una Nochebuena, 24 de diciembre, tambien la caminata hacia avenida Chapultepec hacia la iglesia de la Virgen de Praga en la calle del mismo nombre.
Ahora solo recuerdos quedan, el PSUM ya no existe, las casas se han modificado para ser restaurantes/bares "IN" e incluso la Academia de Belleza que era de ALFONSO Y MARCOS en la esquina de Monterrey con Alvaro Obregon ahora se ha transformado en ALFONSO Y LUPITA.